Sindicato del Sonido.: Y llovió café, Café Tacuba.

Y llovió café, Café Tacuba.

Nubes grises oscurecieron aún más la noche en que Café Tacvba y Monte negro se presentaron en un foro que ha acogido tanto a bandas nacionales como internacionales, el “Teatro de la ciudad” del Parque Tangamanga I de San Luis Potosí. Café Tacvba le dibujó a un cielo lluvioso el racimo de estrellas que nunca aparecieron para iluminarlo, dirigiendo una danza constante en honor a Tláloc; disfrazados Rubén, Meme, Quique y Joselo de niños, de hombres románticos, de aventureros; de marineros dirigiendo un barco que se mueve a todas partes.


Pa’ que la realidad no se sufra tanto, ojalá que llueva café en el campo”…

Puntualmente, Café Tacvba arribó al escenario a las 10 de la noche. Iniciaron el ritual fijando sus propias reglas con una avalancha de éxitos: no contro
les mis sentidos, mi forma de pensar, mi forma de actuar. Y alármala de tos, porque la lluvia no soportó más quedarse guardada ente las nubes y empezó a caer fuertemente para unirse al baile que nos regalaron; Rarotonga revivió y la vimos morir otra vez, su espíritu no faltó.

¿Y qué pasará entonces?” me preguntaba, pues los instrumentos de la banda se empezaban a mojar. Los asistentes ya estábamos empapados y las cabezas se pintaron azul cielo, cubiertas por los impermeables que se vendieron durante el eve
nto y que se mantuvieron durante casi todo el recital.

Uno nunca sabe qué va a pasar a continuación, y eso es perfecto porque es el puro misterio. Y en la vida no existe más que el puro misterio que es delicioso, perfecto. Y bueno, también existen muchos recuerdos, muchos de ustedes que los
tienen, que nosotros ni siquiera los imaginamos… ¿no nos los pueden prestar?” Y en un gran grito, desde los cuatro puntos cardinales, la gente les aventó lo que nos han regalado. Les prestamos nuestra vida un par de horas y a cambio aún nos quedaba más.


A lo alto del escenario, un halo iluminó perfecto el teclado. Meme subió solo, romántico, empezó a tocarlo y hacer introducción al baile y el salón; “ueo, eo eo”, le respondieron con la voz bien fuerte y las palmas golpeando el aire, haciendo mucho ruido. El amor es falaz, menos el amor a la música, supongo. Se reintegraron los demás tacvbos al gran baile en ese salón que preparamos todos juntos; mira en dónde nos venimos a encontrar.

Déjense caer fue la siguiente instrucción… Las olas dejaron de mojarnos por un momento; el suelo tenía sed; la vida es imprecisa, el cielo a sus pies y ahí, en ese momento, abandonaron sus instrumentos para revivir esa coreografía a la orilla del escenario. Se alinearon y dejaron que la batería y el ritmo conocido les indicara cómo
moverse. Algunos desde sus lugares les siguieron los pasos.

Y los recuerdos volaban y volaban, la lluvia reapareció emocionada pero la banda no paró. ¿Cuánto espacio más quiero ocupar? Lo ocuparon todo, el sonido nos invadía y opacaba la fuerza de los truenos que nos seguían amenazando; el agua derramada está. Por eso, Rubén nos i
nvitó a convertirnos todos en un gigantesco ramo de flores. Nos sentamos juntos, estrecharon las manos de cada una de los asistentes, nos regalamos mutuamente ilusiones, escucharon nuestros sueños y nos miramos a los ojos.

Y que llueve café, Café tacuba, café en el campo. Mi soledad, siempre he pertenecido a ti se coreó fuertemente en el Tangamaga. Y esa noche, la despedida tenía qué llegar en algún momento. Un grupo de personas empezó a gritarles a cada uno su nombre, quizá así no se irían.

Rubén, Rubén, Rubén; Meme, Meme, Meme; Quique, Quique, Quique; Jo-selo, Jo-selo, Jo-selo; Quique, Quique, Quique; Jo-selo, Jo-selo, Jo-selo; Luis Ledezma, Luis Ledezma, Luis Ledezma, Luis Ledezma… y Rubén respondió: “Alejandro Flores Betancourt, Alejandro Flores…” y se rió. Las despedidas siempre son tr
istes… “pero cómo los vamos a extrañar, muchachos. Siempre los vamos a tener en la mente”. Cómo te extraño mi amor y todavía no te has ido; vamos a enloquecer pero pronto tienes qué volver, porque te entregamos todo el corazón, que ni con un puñal me podrás sacar.

Aquí estoy a tu lado y espero aquí sentado hasta el final; aquí es el momento donde las bandas se toman un descanso. Saben que la gente no se irá aunque la lluvia arrecie, aunque los relámpagos insistan en quedarse. Ya chole chango chilango, no manches dice la changa, regresaron al escenario y Meme se encargó de cantarle a la luna escondida, lo único, preciosa, que mi mente habita hoy. Ingrata la chica banda, yo le di mi amor en el con
cierto de los tacvbos y yo ya no le creo nada.


“...Y la gente se arrejunta, junta los cuerpos pa’ subir el calor

En más de una hora y media, Café Tacvba recorrió 20 años de historia musical, de discos, de presentaciones y de su amor por la música. No son una banda que requiera de una gran parafernalia para adornar el escenario porque con la pura presencia y sus canciones (las propias y de las que se han adueñado), lo llenan. A los costados unos paneles rectangulares proyectan colores y en momentos objetos en movimiento.


Abandonaron sus instrumentos en dos ocasiones para bailar y el suyo es un concierto que vale la pena. Como Rubén Albarrán dijo casi al inicio, todos guard
amos recuerdos gracias a la música y estos son los que evocamos cuando los escuchamos o vemos un video. La vida es un gran baile y en este ‘salonsote’ que es el mundo, la música que nos dejan y que nos traerá recuerdos lo llena todo.

Por el momento, se inició una importante promoción de Juan Carlos Rulfo y Carlos Hagerman para “Los que se quedan”, un largometraje que se estrena este fin de semana y cuya banda sonora está compuesta por canciones de Revés. Las presentaciones en nuestro país continuarán y lo cerrarán tocando en tres ciudades más, según su perfil en MySpace.


Ahí va la chilanga banda, chin-chin si me la recuerdan, carcacha y se les retacha”.




Y más que una nota al calce, Monte negro.

Directamente desde Los Ángeles, Monte Negro inició una serie de presentaciones en nuestro país visitando en primer lugar ésta, la ciudad de los siete barrios. No es fácil abrir concierto para una de las bandas más respetadas y queridas del país, Monte Negro en varias ocasiones se llevó rechifla de los asistentes que llegaron temprano a la cita pero Kinski, vocalista, se mostró cálido con la audiencia con la que habló constantemente.

El setlist de la banda fue directo y es evidente un sonido que se ha formado del trabajo y una trayectoria de varios años. La banda completó su presentación y se mostraron seguros con su propuesta. Vale la pena seguirles la pista y aprovechar que están recorriendo algunas ciudades mexicanas. Si quieres conocerles, busca la entrevista que el equipo del Sindicato del Sonido sostuvo con ellos.



De manera muy especial, quiero agradecer a César Arenas López (Light & Shadows Studio) que se encargó de tomar para Sindicato del Sonido las fotos del evento. (Sitio: http://dizzaor.deviantart.com/ Mail: light.and.shadows@hotmail.es). Pronto en la página y también las pueden ver en el MySpace del Sindicato.

2 comentarios:

Carlos Hernández dijo...

wowwwwww, gandes palabras, grandes canciones, yo estuve ahi, mojado, pero con el coro de paparapa eueo......ni sikiera la lluvia lo pudo parar

vale dijo...

wowwwwww, gandes palabras, grandes canciones, yo estuve ahi, mojado, pero con el coro de paparapa eueo......ni sikiera la lluvia lo pudo parar

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