Sindicato del Sonido.: Corona Capital: El sonido entre la multitud

Corona Capital: El sonido entre la multitud



TXT: Abigaíl Mancilla Gómez

La última carrera de la noche se convierte en una lucha salvaje por ocupar los mejores lugares. Las 80 mil personas que se han encontrado dispersas a lo largo del festival ahora se dirigen hacía el mismo sitio. La promesa del día está a punto de ocurrir. Después de atravesar los obstáculos en el camino, y de casi 20 minutos de espera, la banda que cierra con broche de oro el festival hace su aparición.

The strokes está en el escenario, con las primeras notas de New York city cops, la estrofa se repite una y otra vez New York City cops… New York City cops... They ain't too smart…los espectadores enloquecen, sus corazones se convierten en rehenes al sonido de Heart in a cage, los coros continúan: Well I don´t feel better…When i´m fucking around… Oh the heart beats in its cage…al concluir esta canción es momento de un viaje de cientos de kilómetros a las entrañas de Machu Picchu, sencillo de la última producción discográfica del grupo.




Gritar hasta que estallen las cuerdas vocales

Cientos de chicos con las más diversas y extrañas vestimentas caminan hacia una misma dirección. Ni la edad, ni la religión, ni la ideología, ni el color de cabello, importan. Todos y cada uno de esos jóvenes están ahí con un mismo objetivo, disfrutar de más de diez horas de buena música.

La idea: gritar hasta que estallen las cuerdas vocales, y bailar hasta perder la sensibilidad en el cuerpo.

La primera parada del día es en el escenario corona light. Por el momento no hay ningún grupo, así que la gente aprovecha para acomodarse en la suavidad del pasto bajo una carpa que los cubre del sol, o bien directamente bajo el astro dorado para quienes no hallaron espacio. Muchos más prefieren ir por la primera cerveza del día, que para algunos será sólo el comienzo de una larga lista.


A las 2:20 en punto, se montan sobre la tarima los integrantes de la banda regiomontana Quiero Club. Los asistentes, a quien coloquialmente es posible denominar como la banda, brincan y cantan las canciones que desfilan una tras otra: I dont like coke, Showtime, Let da music, Minutos de aire, Días perfectos; cada una es coreada sin parar. Química, presupuesto, minutos de aire, velocidad… Marcela con una falda de flores rojas y una diminuta blusa blanca se despide de sus zapatos, prefiere que sus pies tengan contacto directo con el suelo…física por supuesto, horas de plomo, seguridad… “Yo ya hasta me quite los zapatos” dice esta chica con sus labios pintados de negro durante un intermedio.

Por su lado Priscila invita a la banda a dejarse llevar “qué onda ¿un slam no?”. De su boca se liberan unos acordes te he visto llorar…sabes yo no presumo de sensatez...y soy propensa a la decepción… mientras tanto de entre el público cae un hombre sin camisa: ¡a huevo!, grita mientras es desalojado por el personal de seguridad. Por el momento there´s no time para una canción más, y su showtime concluye.

A penas el grupo se despide la multitud corre como estampida al escenario de enfrente, sobre la tarima del corona ya aguarda Ximena Sariñana con un vestido rojo que le cubre el cuello y los brazos, mallones negros y unas botas con estampado de leopardo. Saluda a la multitud: “¿Qué tal, cómo están? Creo que es el escenario y el público para el que más he tocado en mi vida, muchas gracias por venir”.

Dicen por ahí que “hay de todo en la viña del señor” y en este festival también. La mayoría grita, salta y corea sus canciones; sin embargo, de entre la gente emergen gritos de rechazo hacia la cantante “¡ya vete!”, dice uno, “¡ya lárgate, fuera!” se escucha en ese amasijo de personas. Mientras tanto la autora de Vidas paralelas, no se da por enterada, sonríe y toca para quienes quieren escuchar. De pronto invita al escenario “a una gran amiga y productora de mi disco”, aparece en escena Natalia Lafourcade, ambas entonan la letra de Normal…. Y que felicidad hacerte la cena…





Para muchos correr despavorido no es necesario en esta ocasión, pues esperan la presentación de Austin TV y no se mueven ni un centímetro de sus lugares. Mala suerte para quienes desean ver a O.M.D que tienen que volar hacia el escenario capital.

Comienza a hacer hambre, por lo que algunos optan por ir en busca de un bocadillo y escuchar a Austin de lejos tocar éxitos como Los caballeros del albedrío, Lago de tierra, Rucci, Secret y So in love.

También parece momento para una cerveza pero su precio desorbitante hace pensarlo dos veces a cualquiera, esta vez es mejor optar por una Coca-cola, la chela fría será para otra ocasión.
Cuando el sol comienza a descender, aparece Disco Ruido con su Sistema Solar, nombre de su más reciente álbum, tocan Amorfo, Go twister, y por supuesto, Party Train, con la cual la multitud enloquece. Brincan, bailan y se retuercen con el coro party train, party train…



Santigold, la cantante de Pensilvania, Estados Unidos aguarda ya en el escenario Capital y hay que correr hacia ella para no perder ni un minuto de su presentación. La gente sigue llegando a las instalaciones del Autódromo Hermanos Rodríguez y el espacio frente a los escenarios es cada vez más y más reducido.

Sin embargo, no parece ser un problema (por el momento) ni para el público ni para Santigold, quien con una falda abultada, una blusa rosa, mallones hasta las rodillas, tenis dorados, y una corona que demuestra quien es la reina, esta cantante afroamericana deleita a los espectadores con éxitos como Go!, L.E.S. Artistes, Creator, Get it up.

Recorrer el enorme tramo del corona light al corona capital tiene sus desventajas. Además de la distancia, el estrecho espacio por el que se accede al escenario capital deja varios heridos en el camino, un pequeño escalón invisible y mortal enreda a más de uno, todos se empujan y hacen fila para poder pasar por ese diminuto lugar.

Al llegar al escenario The Editors ya se encuentra montado, las comparaciones con Interpol son inevitables, las voces son prácticamente del mismo tono; sin embargo, el grupo británico imprime su sello particular, y el ambiente se prende casi al instante. En el cielo parece que alguien barre las nubes, y los últimos rayos del sol que se aprecian junto con la música, generan una agradable sensación. Un momento digno de recordar.

No es posible parar de brincar con rolas como Bullets. Two Hearted Spider, The racing rats, a la mitad del espectáculo el baterista se equivoca al tocar una de sus canciones, el vocalista se disculpa y vuelven a empezar entre los gritos del público.

Toca su turno a The rapture. Salir del escenario Capital se vuelve toda una odisea, la cantidad de gente es simplemente impresionante, con todas las localidades vendidas como anunciaba la página oficial en internet aquello era de esperarse. Una vez más gritos y empujones en la trampa mortal que está entre un escenario y el otro.

En el espacio destinado al Bizco club no cabe ni un alma. Le gente se monta sobre las sillas del área de comida, y algunas más han improvisado en las grandes letras rojas que dicen BIZCO un buen lugar para apreciar mejor el show; sin embargo, para estas horas las cervezas y la marihuana (cuyo olor ha estado presente todo el día) provocan efectos secundarios, y las personas comienzan a caer como moscas.

Un chico cae del letrero de la enorme O y quien sufre el daño colateral es otro joven que comienza a pedir pelea, de repente ambos están enfrascados en una discusión que termina en golpes, muchos dejan de ver hacia el escenario para observar lo que ocurre; mientras tanto otro sujeto se ha desplomado entre el público, dos chicos lo sacan de entre la multitud mientras la joven que lo acompaña se disculpa: “es que ya fumo mota, una disculpa y muchas gracias”.

Ahora sí, ¡por fin! Es momento de ver por primera vez en suelo mexicano a la Portishead. Los gritos son ensordecedores. La voz se cuela en el aire y llega a los odios de los espectadores, el efecto es hipnotizante. Las notas de temas como Silence, Hunter, Mysterons, The rip, Nobody loves me, Magic doors, Wandering star,Machine se dejan escuchar, la gente se deja llevar por las melodías y la electrizante voz de Beth Gibbons que inunda la noche.

Give me a reason to love you… canta la multitud a un solo pulmón…give a reason to be…a woman… Glory Box.


"Mi español no es muy bueno, mi nombre es Julian Casablancas”




Un imprevisto detiene por un momento la presentación de los Strokes . El vocalista Julian Casablancas parece preocupado de lo que ven sus ojos. Frente a él la multitud enardecida se agita sin control, quizá no está acostumbrado a tal derroche de euforia: "Buenas fucking noches" dice, “tengan cuidado, no se vayan a lastimar, ¿Hay algún problema aquí?, ¿Puede alguien revisar qué pasó?”

Al ver que la situación parece controlada prosigue con temas como The modern age, Undercover of darkness, This is it, Whatever happened?, Sunday y 12:51. You only live once es un gran momento de la noche, la gente se queja del sonido, se escucha más a quienes gritan emocionados que al propio Casablanca, sin embargo, no dejan de repetir de memoria la letra Some people think theyre always right…Others are quiet and uptight…Others they seem so very nice oh… Dont dont dont get out…I ill be waiting for you, baby…

Viene la cereza del pastel con Reptilia y Someday, dos clásicos de la banda neoyorkina que una vez más suenan en la capital… Now every time that I look at myself…I thought I told you this world is not for you… la luna que se ha mantenido oculta detrás de las cargadas nubes, sale de su escondite para escuchar desde lo alto a esta agrupación lucirse en el scenario: When we was young, oh man, did we have fun always… always…promises they break before theyre made…sometimes…sometimes…

"Mi español no es muy bueno, mi nombre es Julian Casablancas” dice el vocalista antes de entonar Last night,…todos comienzan a gritar a una sola voz: Last night… she said…Oh, baby, I feel so down… Oh people they don't understand…

El grupo se despide pero vuelve ante la aclamación general de las miles de personas que se encuentran frente a ellos. Interpretan Under control, Hard to explain y Take it or leave it y lo que ha sido un día de adrenalina, golpes, gritos, descargas de energía, cerveza a precios elevados, heridos, música, y momentos inolvidables llega a su fin.

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