“El truco consiste en inventar tu propio instrumento”
Fred Frith

La sala Nezahualcóyotl se lleno de juventud y energía. No por nada el letrero de “Localidades Agotadas” ahuyentaba a los despistados. Dos grandes de la música experimental se verían las caras y harían vibrar nuestros oídos.

Tres amplificadores Fender en el escenario, dos para la guitarra de Fred Frith ( Henry Cow, Massacre ) y uno para la delirante voz de Mike Patton (Mr. Bungle, Faith No more, Tomahawk, Fantomas)


Salen los dos, exudando puntualidad, y cada quién a su respectivo rincón de la austera y elegante sala Nezahualcoyotl. Cada uno con sus juguetitos al alcance de su mano se dispusieron a jugar. Patton utilizaba una consola desde la cual podía manipular su voz, y lanzar ocasionales “sampleos” al caldero mágico-musical. También portaba  un megáfono para endulzar sus alaridos con delicada distorsión. Patton es el señor de las gargantas sangrantes, lo es y lo será; y sin mirar demasiado a su compañero de juegos daba vuelcos por todo el lugar con un aparato vocal tremendamente ágil


Por su parte el señor Frith nos dio una clase de todas esas formas extravagantes de encontrar sonidos a esa caja barnizada con pastillas magnetizadas llamada  guitarra. En sus manos esta se vuelve otra cosa, un tambor, una sirena, una bestia, un medio para desatornillar la historia de la música institucional. La intervención quirúrgica a la guitarra, y a nuestros oídos, se ve ayudada por pedazos de tela, baquetas, canicas, golpes de mano, cepillos, un arco de violín y un arsenal de pedales de efectos.


La consecuencia sonora no es lo importante, sino el proceso. Ambos músicos en este escenario han encontrado una voz propia, una forma de hacer la música libre y sin afán de imponernos formas específicas de hacer música jugaron su juego y nos invitaron a jugar con ellos, a construir nuestro propio instrumento, nuestra voz.

Después de un breve “Encore“ los músicos salen entre aplausos y frustrados chiflidos pues solo transcurrió una hora de improvisación y locura, todos salimos de ahí con ganas de más gritos.