Texto: Martha Naranjo
Fotos: OCESA

Tal vez sea solo yo pero cuando pienso en Architecture in Helsinki se me viene a la mente un grupo alternativo con soniditos sintéticos e instrumentos divertidos, el día en cual se presentaron en el Plaza Condesa esta idea cambió.

La banda australiana no sólo venía vestida toda del mismo color, sino que además varios de los miembros venían vestidos iguales y el Lead Singer y la chica tecladista tenían atuendos que parecía prestados de Frankie goes to Hollywood.


Con iluminación retro y una gran impresión de la portada de su nuevo disco de fondo (portada que, sobra decir, es bastante feita), los architecture mostraban un entusiasmo que impresionaba. Al principio daban indicios leves de querer bailar pero después la coreografía salió a flote. Los teclasiatas no perdían la oportunidad de hacer entretenidos e ingeniosos pasos y el vocalista no dejaba de brincar y hacer muecas. Hubieron incluso puntos clave en los cuales dejaron en beat sonando y se pusieron a bailar los mismos pasos.


No sólo los copetitos, lentes de sol retro, teclados tornasol iguales y un slide guitar que apenas y tocaba recordaban a los ochentas, el sonido mismo parecía soundtrack de un musical estilo vaselina. Con coreografías que recuerdan a un video de gym y canciones con beats estilo Cindy Louper yo sentía que en cualquier momento me saldrían los mallones y los calentadores y me pondría a bailar.


Extrañé el sonido con glock, trompetas, trombones y demás soniditos metálicos, tenía una impresión, patrocinada por su segundo disco “In Case We Die”, de que sería un concierto más por el estilo de bandas como Los Campesinos!, tal vez fue mi error no contar tanto con la influencia ochentera del nuevo disco. A pesar de ello, su entusiasmo y buen humor hizo que la noche fuera agradable y tremendamente entretenida. Yo no paré de ver al tecladisca esperando nuevos y más divertidos pasos.