Por Gus Galván
Fotos por Karen Aragón
Hablar de The Plastics Revolution es sumergirse en un mundo de colores, alegría y música fantástica. He tenido la oportunidad de verlos desde su (para mi) legendario show en el Tianguis del Chopo. Poco a poco, paso a paso, la agrupación ha ido creciendo. Sin perder la alegría que los caracteriza, el mundo de The Plastics sigue estando lleno de colores y alegrías desmedidas, siguen siendo los jóvenes sonrientes que tocaban sintetizadores espaciales, los colores se vuelven perpetuos con su música.
En esta mañana de sábado, la gente ya esperaba algo impaciente que el show comenzara, algunos sentados en el pasto con su pareja a lado, otros de pie de cerca en el escenario; el ansia se incremento con la realización de un soundcheck con el público de forma presente "gracias por venir, en un momentito acabamos la prueba de sonido y regresamos con ustedes" gritó Julz al público impaciente.
Justo a las 2 de la tarde, con un sol abrumador en el cielo, Luis Felipe Fabre hizo presencia para recitar su poesía en voz alta; un grito integró que nos humanizó mucho más con los no muertos y nos advirtió que podemos convertirnos en uno. "Alrededor de los muertos" bien podría ser una metáfora a las lecturas de Fabre o bien podría ser un reclamo a la vida o sencillamente, una canción de sábado por la tarde.
Sin darnos cuenta del tiempo, los "Plastics" (para la banda) se apoderaron del escenario de Casa del Lago, sin el más mínimo reparo (creo que nunca lo tienen) prepararon un show más de la fiesta de colores. Custodiados por humanoides de plástico, enmascarados en animales de peluche, vestidos para caminar en el centenario bosque de Chapultepec la agrupación fue el líder de un camino lleno de notas de colores.
Los recuerdos alegres vienen a galope con "Light of day", el grito de "vengan, vengan" y unos mariachis acúaticos son rememorados por los presentes. Los silbidos colectivos en "So they wait" nos recordaron que, como público todos somos uno y el sentimiento somos todos. Los cañones de serpentinas, algunos disparados, otros simplemente dormidos, nos llenaron de una lluvia de colores mientras los tambores de "Kibera" me traían recuerdos de otras tierras. Los "Cars from Mars" nos hacían voltear y recordar las estrellas que cuidan nuestros sueños...
Nuestros fieles guías terminaban después de 60 minutos de música (¿continua?), levantaban la mano y nos decían adios. The Plastics Revolution ya son una banda de culto en esta enorme urbe, su reino de color ha sido encumbrado desde la primera piedra puesta hace mucho tiempo, pero este sábado algo cambio: la promesa de un nuevo capítulo de su historia esta cercana, el estudio de grabación los ha atrapado, y es el momento que una segunda parte de una de las bandas más maravillosas de la ciudad comience. El fin es el principio, porque paso el tiempo y "Ahora somos parte" de este viaje.
