Tijuana suena en el DF
Por Edlin Castro (texto y fotos)
Cuatro actos abrían el escenario del Lunario del Auditorio Nacional a eso de las 9 de la noche para preparar los ánimos de un público ansioso por recibir el ritmo electrónico con fusión de música norteña mexicana de los tijuanenses de Nortec Hiperboreal, otro de los proyectos alternos del colectivo Nortec.
Öh! Qué La Canción, Las líneas de Doña Tere, Firebird y Lylanovack interpretaban sus mejores canciones mientras la expectación del público aumentaba con cada cambio de track.
Todo estaba listo. La gente se emocionaba al ver subir al escenario a todos los músicos integrantes de Nortec Hiperboreal, el trombón, la trompeta, la tuba, el clarinete, el acordeón, la guitarra y el bajo liderados por Pg Beas y Vg Pichardo al mando de la interesante combinación de ritmos regionales con las mezclas electrónicas.
Border Pleasures, canción integrante de su nuevo disco Border Revolver, abría la pista de baile y daba por comenzada una noche de mucho Nortec. Luego Mexican Madness, con la que la gente gritaba y no dejaba de moverse con sus mejores pasos norteños. En el escenario ocupado hasta los límites por los diez integrantes de la agrupación, la energía y el carisma no dejaban de fluir hacia el público contagiado de la mexican madness. Después unos tracks de antaño, Don Loope y Dandy del Sur, rolas que recordaban los inicios de este proyecto alterno del Nortec Collective.
Siguieron así las rolas más pedidas, bailadas y coreadas pertenecientes al nuevo álbum: The Clap Trap, Get On Your Knees, Too Much Envy, Sensacional y Wonderful Life. Que no dejaron ni un segundo de descanso para los pies de los asistentes quienes no cesaban el baile y los saltos al ritmo de Tijuana.
El final se acercaba, faltaba más tiempo y sobraban rolas además de muchas ganas de seguir fiesteando con el público del DF que los esperaba desde hace ya un rato por acá y quería seguir derrochando energía cantando y bailando. Pero había que decir adión. Contentos y agradecidos, los Nortec Hiperboreal se despedían de la gente del Distrito que les devolvía el gesto con aplausos y gritos de “Viva el Nortec”.
Y así fue como sonó Tijuana en el DF.
