TXT: Angélica Bernal Larios
El escenario en la Casa de Cultura José Martí estaba listo: flores y música esperaban las palabras de Cristina Martín, autora del libro “De Agonías y otros finales”, publicado por la editorial independiente Redez y primer obra literaria de la escritora, que según sus propias palabras, tardó veinte años en permitirle ver la luz.
¿Quiénes eran los invitados a la velada? Todos aquellos que quisieran olvidar el tedio de la vida cotidiana para sumergirse por una hora en los dilemas y sentimientos de otros. Hombres y mujeres, jóvenes y otros no tanto, se dieron cita en punto de las 7 de la noche. Lo más conmovedor fue que entre los asistentes se encontraba la madre de la escritora, quien leyó un fragmento de cada cuento del libro acompañada por la calidez de una guitarra y un saxofón. Los músicos encargados de darle esta vivacidad al momentos fueron Gerardo Alcántar y León Farías.
Sin duda no era una “presentación de libro” cualquiera, así como algunas suelen ser: acartonadas, aburridas inclusive. La música le daba otro toque, otro sentido a las palabras que los asistentes escuchaban. Y no es que se requieran muchos recursos para crear esta magia, sólo se necesita imaginación.
El ritmo de la presentación era preciso, cualquier otro sonido rompía estrepitosamente con la velada. El ruido de una botella al momento de ser aplastada, un señor hablando por teléfono, tímidas voces que hacían comentarios sobre el evento, resultaban molestos en esos momentos.
De pronto, todo terminó con la entrega de reconocimientos de la editorial a los participantes en el evento, pero sobre todo, se reiteró el agradecimiento a la Secretaría de Cultura del Distrito Federal por facilitar el préstamo del recinto. Pero en realidad, no todo acabó aquí. Una copa de vino tinto selló con broche de oro, como una forma de agradecer a los asistentes su presencia, el haberse olvidado de lo individual para integrarse en una colectividad con un placer común: la lectura.