TXT: Abigail Mancilla Gómez
Le dicen el cucurrucucú pero su irreverencia e ironía
demuestran que esta lejos de ser una inocente paloma. Tiene dos amantes y las tiene bien atendidas; una, la de mayor antigüedad,
es la música, con la cuál dio fruto a su hijo prodigo, el grupo Botellita de
Jerez; la otra es la escritura, con quién ha procreado más de doce críos de
distintas personalidades como la poesía, la novela, el cuento y los guiones de
cine. Se llama Armando Vega Gil es compositor, guitarrista, escritor y sobre
todo guacarróquer de corazón.
Con Botellita de Jerez se consolida como integrante
de una de las agrupaciones de mayor influencia en el rock mexicano, en
solitario poco a poco se forja un nombre en el mundo de las letras. Uno de sus
libros más conocidos es Diario Intimo de un Guacarróquer donde narra las peripecias de su vida como
rockero pero lo mismo escribe sobre la ciudad que cuentos para niños.
Para cualquier simple mortal podría parecer que la
vida de Vega Gil transcurre a un ritmo vertiginoso; sin embargo, para este
hombre de mirada profunda que refleja emociones desde la seducción hasta la
ternura, las múltiples actividades que realiza son tan sólo una buena forma de
matar el tiempo.
¿Cómo logras encontrar el tiempo necesario para
realizar todas las actividades que actualmente llevas a cabo?
Soy un ocioso, siempre estoy pensando en nuevas cosas
que hacer, en ideas, en objetos artísticos, tengo mi programa de radio donde
hablo de muchas cosas, entre ellas el cine emergente, también estoy con el
grupo Arraigo Domiciliario, me doy tiempo para todo, si tengo un pequeño momento
libre busco algo que hacer.
¿Cómo compaginas tu trabajo en Botellita de Jerez y tu
actividad de escritor?
La escritura es un tanto más personal y se ajusta más
a mis tiempos, lo hago cuando estoy sólo en mi casa, bueno a veces me acompaña
mi gato, lo hago en el tiempo que se acomode, a veces en la mañana otras veces
en la tarde, todo depende de lo que pase en el día. Las presentaciones con la
banda, los ensayos y tocadas no las puedo cancelar, son agendas que ya están
establecidas
Tu más reciente libro La ciudad de los ojos
invisibles es un diálogo que estableces con la ciudad ¿Por qué decidiste
escribir sobre esta urbe tan compleja?
Escribir de ella me mantiene alerta, si no hubiera
caos no sería la ciudad mi talón de
fondo cotidiano. En mi libro yo busco un sentido narrativo urbano, la ciudad
siempre ha sido un punto de reflexión necesario para mí. Yo la amo con perfecto
odio y ella me odia con perfecto amor.
¿Qué es lo qué más te gusta de está ciudad a la que
guardas una relación amorosa tan pasional?
Su gente. Mi libro trata de ser un recinto de anécdotas, retrato de lo que
pasa todos los días en esta ciudad y de su belleza, pero no por sus edificios o
sus carros sino por sus habitantes que son entrañables. Tenemos muy mala
reputación, dicen que somos rateros, sucios, que les gritamos vulgaridades a
las muchachas en la calle, pero no todo es así, hay grandes personajes
caminando por el pavimento y eso es lo que quiero reflejar en mis historias.
En mi casa me gusta ver desde la ventana, me asomo y
veo a la gente pasar, para mi las cosas que se comentan son un anclaje de la
ciudad. Mi libro trata de la ciudad, de los cataclismos y el colapso en que
siempre se vive.
En producción literaria también se encuentran algunos
cuentos para niños ¿Cómo logras crear empatía con dos públicos tan distintos
como son los jóvenes y los niños? ¿Utilizas el mismo humor e ironía que manejas
en otros libros o en tus canciones?
No tanto la ironía aunque si apelo al humor, es algo
que me gusta transmitir pero también siempre busco que los cuentos tengan un
toque suspenso, a los niños les gusta todo lo sobrenatural, los marcianos, los
fantasmas y las cosas raras. Por eso uso el temor y el humor como dos
ingredientes en mis historias.
Con mis cuentos intento que los niños se diviertan, no
es tan difícil lograrlo porque ellos son muy abiertos, les gusta que los
espanten, los niños son un público increíble, son frescos y no tienen ideas
malvadas sobre el mundo. Con mis libros yo pretendo que lean, se diviertan y descubran; que mis libros sean
ventanas, una reflexión sobre las recompensas del esfuerzo personal.
Mientras la vida urbana transita frente a su ventana Armando Vega Gil prepara en su tiempo de "ociosidad" su último libro, el cual será para su público infantil.
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