Esperar una noche tan intensa, llena del rock en estado salvaje, hizo que la semana se hiciera larga. Poco a poco los días se fueron diluyendo hasta que llegamos al sábado 30. El Casino Metropolitano se convirtió en una sucursal de la máquina del tiempo; vimos copetes, chamarras de cuero y collares de huesos, los sesentas estaban de vuelta en versión vintage 2011.

La celebración era por partida doble, tendríamos la presentación oficial del disco de Los Infierno y a Los Saicos, enorme banda de garage peruano que marco un hito en la historia musical de hace cuatro décadas. Para empezar la noche se apareció Comisario Pantera, una agrupación que desentonaba un poco con el cartel del evento; los chicos lo hicieron bien aguantando los gritos de un cierto sector del público. Tocaron y se diluyeron en el escenario, definitivamente no era ni su tiempo ni su espacio.


Después empezó la verdadera fiesta; The Cavernarios se aparecieron en escena para poner a bailar a todos. Sin duda han hecho un gran trabajo con la promoción de su nueva placa Camino a varadero, toda una joya que rescata lo mejor del surf y lo combina con guitarras poderosas que nos dejan entrever un gran trabajo tanto en vivo como en su versión grabada. La agrupación "cavernaria" dejó el escenario y se despidió entre gritos del público y aplausos, dejando a todos listos para continuar el baile.

Matorralman fue la segunda agrupación en subir al escenario y también puso su granito de arena para mantener a la gente bailando. Poco a poco el lugar se iba llenando y los cuerpos de los presentes se movían sin control como en aquellas películas con bailes salvajes. Los sonidos viajaban por los aires y los movimientos aumentaban de velocidad cobijados por la música del Matorralman. De repente la música paro y aunque todos deseaban seguir bailando sabían que aún faltaba mucho más en este evento.


El vórtice temporal se hizo presente con la presentación de Los Sleepers, tantos años y tantas aventuras que puede contar una agrupación de esta categoría, que nos faltarían las horas para compartirlas. Creo que tanto para ellos como para el público fue un momento inolvidable; la juventud respeto a sus viejos y compartió momentos de verdadera comunión. "Al ritmo de la lluvia" sonaba de manera increíble coreada por cientos de fanáticos  sin embargo la locura llego con "Zombie" todo un clásico que fue tocado dos veces: legendario

Para continuar la noche llegaron los festejados: Los Infierno. La agrupación se posó en el escenario para demostrar que el sonido del rock salvaje esta presente en esta generación de chavos. Canciones como "Salvaje", "Cavernícola" y "Nada que perder" te dejaban en claro que esta alineación esta haciendo las cosas de manera seria y comprometida. El público se comportó a la altura de las circunstancias y respondió a todos los estímulos musicales que provenían del escenario. Viajar entre las notas que salían de los instrumentos de Casco, Crunchi, Sabú --finamente acompañados por la voz de Chuck-- fue de las experiencias más sabrosas del fin de semana. Un viaje sónico que esperábamos que no terminará. Tal vez el único aliciente era disfrutar una presentación legendaria, única e irrepetible.


Los Saicos


Muchos dicen que el punk es inglés, pero en verdad es peruano. Probablemente muchos de nosotros, como fue mi caso, nunca imaginamos que podríamos ver en vivo a una banda de la antigüedad de Los Saicos, por lo que enterarnos de su visita a México resultó toda una sorpresa, y finalmente verlos en vivo fue una experiencia única, casi increíble. Fue extraño ver un público asistente predominantemente joven, quienes gritábamos ansiosos para que por fin salieran al escenario y materializaran un sueño que perduró mucho tiempo entre nosotros.

Los fundadores de toda una escena en lugar aparentemente más remoto para despegar hace 45 años conservan la energía de unos colegiales. Presenciar cómo una generación como la nuestra saltaba y brincaba frenéticamente cantando al unísono esas “viejas” canciones es algo que definitivamente no olvidaremos.
Asimismo, Los Saicos presentaron dos canciones recientes, sólo parar reafirmar el amor que le tenemos al “Wild Teen Punk from Perú” (lanzado en 2000). A la orden de “Vamos a rockear” inició el show con “Come On”, siguiéndole “Cementerio”, después la maravillosa “Besando a Otra” donde erizaba la piel escuchar a las voces juntas gritando “nonono no te beso más”. “Camisa de Fuerza” le siguió, demostrando nuestros “papis” que su energía jovial les continúa acompañando, después “Intensamente” y “Fugitivo de alcatraz”, “Lonely Star” seguidas de una nueva canción llamada “El Mercenario” que dejó de manifiesto que los años no importan puesto que no han olvidado su esencia. De vuelta a las canciones clásicas interpretaron “Salvaje” detonando una explosión de frenesí muy propia de esta pieza llena de estrepitosa belleza. Relajando los ánimos tocaron la segunda canción nueva titulada “Un poquito de pena”, que resultó una balada muy fresca, ya sin el sonido garage de las anteriores.

De golpe empezó a sonar “El entierro de los Gatos”, una de las canciones más esperadas y conocidas de Los Saicos, ahí todo mundo enloqueció aún más coreándola y saltando sin parar. Después de un ligero tropezón, debido al parecido de las dos canciones, inició “Te amo”, levantando la carrilla juvenil. La bomba explotó con la maravillosa “Demolición”, conmoviendo con ese poder tan enorme que tiene de convocar al furor, a los gritos cantándola, a la rebeldía y al desenfreno. Para calmar la agitación, continuó “Ana”, una bella balada que igualmente fue seguida por todas las voces de los asistentes y finalmente “Demolición” de nuevo, teniendo el mismo éxito.

Terminado el concierto y prendidas las luces, se sentía un ambiente satisfecho y se apreciaban numerosas sonrisas. Por fin pudimos tener esta rara experiencia de ver a una banda legendaria, y ojalá que esas bandas se queden para siempre y vuelvan pronto a nuestro país, porque la herencia de nuestros “papis” es trascendental, y que viva el Perú por ser cuna de una banda definitivamente inmortal.