La semana pasada, el Día 17, antepenúltimo viernes del mes, Diciembre, último mes del año y 2 días después de quincena, no podría haber caído en mejor día la última presentación del año de Monocordio en el Imperial.
Pasaditas las 11 de la noche salió Fernando Rivera Calderón acompañado por María Emilia (flautas y coros), Adrián López (guitarra), Martín Durán (bajo), Santiago Ortiz (baterista) y dos trompetistas.
No sé si fue la emoción de ser la primera vez que escuchaba en vivo a Monocordio y la mezcla de los “imperiales” que había bebido pero me sentí extasiada al verlos en el escenario y escuchar los primero acordes.
El recital inicio con “Lo que tocas te toca” y “El futuro del pasado” ambas canciones viene en su nuevo disco El Diablo es el ego de Dios (Fonarte Latino).
Continuaron con canciones como “Me haces existir”, “Ola”, “Cuántas veces”, “La verdad es una mentira en los ojos de quien la mira”, la gente que estuvo en el Imperial disfrutaba y coreaba las canciones de un Monocordio que trasmite desde alegria hasta melancolía a través de cada canción que interpretan.
El grupo fue creado y es liderado por una persona multifacética llamada Fernando Rivera Calderón (músico, cantante, humorista, reportero, columnista, locutor, conductor, editor, escritor...) quién cuenta en cada letra de sus canciones su vida, tú vida, mi vida, nuestras vidas…
Se escucharon más canciones nuevas como ”Instante Constante” y “Un día de esos”, continuaron con “El fin del mundo” y digamos que hubo un tributo al gran maestro José Alfredo Jiménez con la gran interpretación de “Deja que salga la luna”.
Monocordio es un grupo que si jamás lo has escuchado, vale muchísimo la pena sentarse y ponerle atención a sus 5 discos que tienen hasta el momento, pero si puedes verlos en vivo es mejor.
También pudimos escuchar “Una canción que te suena a otra canción”, “Sé”, Ella Brilla”, “Escalera” y “Por cada vez”.
Actualmente Monocordio está promocionando su último disco El Diablo es el ego de Dios, un disco que como define el propio Rivera: “las canciones fueron escritas bajo la luz oscura. La luz del diablo. La Luz que ilumina a los que no duermen, a los que se perdieron, a los que esperan y a los que ya no esperan nada. La luz que cubre a todos aquellos que tuvieron que dejar una parte de sí mismos para seguir en el camino”.
Por supuesto esa noche no pudo terminar de mejor manera que con el himno de muchos
“Siempre te busqué” ligada con
“Amar es combatir”. La canción de “Siempre te busqué” debo de confesar que me hizo derramar en automático unas lágrimas, pues esa noche no solo era la primera vez que veía a Monocordio, fue la noche donde cerré un ciclo, donde mi libro para colorear ya se había acabado y ya es tiempo de guardar mis colores!!