Sindicato del Sonido.: Adanowsky @ Teatro Metropolitan

Adanowsky @ Teatro Metropolitan


Por Rapukzel Rock On!
Foto cortesía de Tono.tv

El concierto se anunciaba como todo un dramático evento que incluía la muerte del personaje creado por Adanowsky, Amador, teniendo como atractivo principal el hecho de que Alejandro Jodorowsky, padre del músico, sería el encargado de diseñar el espectáculo, cosa que  despertó seguramente la curiosidad de muchos. Forrado en unos entallados jeans rojos, coreografías cercanas a las que le conocimos a Michael Jackson y la numerosa presencia de guardias romanos en el escenario, el concierto arrancó atiborrado de algarabía sonando J’aime Tes Genoux en una grandiosa explosión de baile y ambiente disco. Pronto los ánimos se tranquilizan al empezar “Me siento solo”, siendo la primera pieza en la que se acompaña de sensuales monjas que comulgan en un rito carnal en medio del show, percibiéndose un particular erotismo.

Empieza “Así ya no me quiero” y estalla una lluvia de brillantes estrellas sobre el público. Se percibe un ambiente satisfecho entre la audiencia contemplando embelesada al músico, quien sorprende a todos empezando a interpretar “Un sol con corazón” y crea un hermoso coro de voces al unísono.  “Niña roja” es una bellísima balada encargada de prolongar la parte dulce del concierto, acompañándose el músico en el escenario por misteriosas doncellas que danzan amalgamadas entre sí, vistiendo ligeros y con los rostros cubiertos por máscaras negras, reafirmando la estética tradicional de Alejandro Jodorowsky.  “Lo que Siempre fui” da pie a un episodio en el concierto donde un personaje en el escenario ejecuta una especie de performance cubriendo un enorme lienzo blanco con pintura roja, amarilla, negra y azul, manchando incontrolablemente el lienzo y actuando a espaldas del protagonista. “Belleza”, “Amador” son algunas de las palabras que escribe arrebatado chorreando la pintura y dejándose llevar por su flujo.

Súbitamente cambia la guitarra por su pequeña jarana, alegremente dando inicio a “Amor Sin fin” y subiendo a escena un par de parejas de adultos mayores que bailan románticos mientras doncellas vestidas de rojo bajan por los pasillos a esparcir pétalos de rosas, haciéndonos partícipes de una misteriosa y sensual ceremonia. En este momento se hace evidente la intención  de dar rienda suelta a toda ocurrencia plástico-visual concebida para el show. Adanowsky se acerca al público y de repente se convierte en un niño travieso que se abre paso entre los guardias de seguridad y corre por las hileras de butacas conquistando al los eufóricos fans.

Minutos más tarde, entre las tímidas notas de su guitarra empieza a dibujarse la hermosa “Saber amar”, en la que lo acompaña una mujer que toca el cello, cubierta de blanco y que repentinamente toma el papel de un ente sujetándolo por la cintura sin dejarlo ir, siguiéndolo mientras se mece con él. Algo peculiar en este personaje es que luce un par de calados de violín en la espalda,  lo que me recordó mucho a las obras de Man Ray o incluso de Magritte.

“No se si algunos conocen la historia -menciona- pero hace tiempo le escribí a un muchacho llamado Devendra Banhart y me respondió. Tomé el avión a Los Ángeles y entonces llegué… no me acuerdo a qué barrio, toqué la puerta y me abre un tipo… no en realidad no fue así. Toco la puerta y me abre un ángel. Nos miramos y dice ‘Somos como primos ¿no?’ Entonces nos sentamos y me mira. Hay un silencio incómodo y de repente me agarra ‘el paquete’”, narra divertido entre pantomimas y chistes obscenos. “En fin, escribimos esta canción juntos” y empieza a sonar “You are the one” iniciando unos de los momentos más eróticos y románticos del concierto en el que se acompaña en el escenario por parejas, hombres con hombres, mujeres con mujeres, hombres con mujeres en sacra vestimentas blancas y negras respectivamente, dando rienda suelta a la pasión entre ellos, alcanzando las manos nuevas distancias, evocando también a la idea original del video para esta canción.

De pronto los guardias romanos llevan una caja al escenario, dentro de la que es conducido Adanowsky guiado por un pequeño mago. La caja gira y en un acto de magia uno de los guardias atraviesa la caja con una espada, luego otra y otra hasta perforarla por completo. Gira de nuevo, le retiran todas las espaldas y aparece un flamante e ileso Adanowsky ahora cubierto por un saco blanco brillante y que empieza a interpretar “Estoy mal”, recuperando la atmósfera acompañado por payasos que tocan las trompetas, siguiéndole sin parar “No” y posteriormente “El ídolo”.

Como una bomba empieza “Sexual Feeling”, que con su magia disco invita a los asistentes a moverse, y efectivamente, ese “sentimiento sexual” se prolonga al empezar “Estrella Inmortal” en la que le baila una mujer de dimensiones descomunales ataviada en sexy lencería y ejecutar un cortejo irresistible entre ellos.

La parte final del espectáculo fue toda una obra teatral, los personajes que aparecieron a lo largo del concierto se reúnen en el escenario, y los cuerpos, incluyéndose el de Adanowsky, empiezan a cubrirse de pintura azul, recordando los performances de Yves Klein en los que utilizaba cuerpos de mujeres para pintar. De pronto, Adanowsky se quita la ropa y entra al juego de pintura, cubriéndose casi todo  y finalmente encargándose de llevar un enorme falo a escena, el cual introduce repetidamente por lo que parece ser una rosada y gigantesca vagina. Súbitamente un maniquí, que personifica a Amador irrumpe en el escenario, dándose a la tarea de destrozarlo a golpes con un bate.

Todo se vuelve confuso y caótico, entregando los miembros del maniquí al público y sumergido en la  música, en un acto fuera de lo común, de súbito aparece un amenazante personaje vestido de negro con una capa de brillos que le quita la vida a Adanowsky. Uno de sus músicos es el encargado de dar la funesta noticia y pronuncia “Ha muerto” a uno de los micrófonos. Los guardias romanos erigen una cruz donde después será colocado el cadáver mientras un mariachi interpreta una pompa fúnebre. Se lleva a cabo la crucifixión y lo cubren de blanco. Posteriormente aparece un ataúd cubierto de flores rosas en el que es resguardado el cuerpo para luego empezar una especie de procesión por entre los pasillos del recinto. Llueven flores y se escuchan lamentos falsos y divertidos por parte de los asistentes.

El suspenso se apodera de la atmósfera cuando el telón se abre y da inicio un acto de ejercicios sonoros por parte de dos músicos vestidos como ángeles.  Es un cielo musical donde minutos más tarde reaparece Adanowsky usando un par de alas para tocar “Déjenme Llorar” y terminar el show.

Como en toda puesta en escena, los créditos y agradecimientos vienen al final, apareciendo todos los participantes del espectáculo, entre ellos el Maestro Alejandro Jodorowsky, quien es fuertemente ovacionado por el público demostrando que la psicomagia que derrocha es una fuente inagotable de recursos que siguen haciéndonos soñar.

1 comentarios:

MontseB dijo...

Parece haber sido un excelente performance sonorizado por Adanowsky jeje, creo que exageró un poco y la atención se la robó su padre (como lo hace donde quiera que va). Sis tu reseña maaravillosa, en verdad me transporta a las sensaciones del momento, yo que no soy fan de Adanoswky me hubiera interesado ver cómo trabajó con el escenario. Felicidades como siempre!

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